Allan se llamaba Allan

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El escritor sueco, Jonas Jonasson, crea el personaje optimista por excelencia en su magistral libro, «El abuelo que saltó por la ventana y se largó». El personaje se llama Allan, un viejo centenario que un día, sin pensárselo dos veces, saltó por la ventana de su habitación. El libro narra la historia del antediluviano a partir de su escapada y salta continuamente a los fantásticos relatos de su juventud. El autor crea un personaje ficticio que vive incontables aventuras sirviéndose de su talento para saltar cosas por los aires y destilar alcohol de la leche de cabra. Además de ser una comedia de entretenimiento, describe los momentos más importantes del siglo XX. Esta combinación entre lo cómico y lo culturalmente enriquecedor hace de este libro una novela muy inteligente.

Allan, en sus aventuras por el mundo, le salva la vida a Franco, le sopla a Oppenheimer cómo crear la bomba atómica; cena con Stalin e interviene en muchos más episodios históricos que sin distorsionarlos aprovecha para contarnos en primera persona cómo ocurrió.

Su filosofía de la vida se podría decir que se basa en vivir la vida a tope, sin preocuparse demasiado por la comodidad y por el qué pasará mañana. Vivir el presente y siempre estar disponible para servir al prójimo. Del mismo modo, Allan siempre estará a tu disposición entre las páginas de esta obra maestra.

Joaquín R.

La vida es bella

En esta entrada os invito a deprimiros un rato con la realidad de la vida. Para ello, daremos un paseo a lo largo de nuestra existencia, desde el comienzo hasta el inevitable final. Al principio de todo nacemos. Ya desde este momento lo único que provocamos a nuestro alrededor son molestias. Esto significa haber sido dados a luz, puesto que pertenecemos a la familia de los mamíferos, lo cual  es bastante doloroso para quién nos engendra. Seguidamente, hasta la edad de los cinco años no hacemos más que llorar, comer, enfermar y causar problemas. Posteriormente, con el uso de razón ampliamos nuestra inteligencia y es ahí cuando todo se va al traste.

Durante la etapa escolar nos dedicamos a suspender y a meternos en líos. En resumen, hasta la edad de los dieciocho años solo consumimos y decepcionamos a quién se ocupa de nosotros.Con la mayoría de edad se supone que alcanzamos la plena libertad. Sin embargo, desde este instante hasta nuestra muerte solo trabajaremos en lo que no nos gusta, con un horario infernal y un salario raquítico.

Al no ganar dinero, no podremos tener una casa, sin casa no nos casaremos y por lo tanto nunca formaremos una familia. Como consecuencia, moriremos solos y olvidados ante los ojos del mundo, después de una vida inútil y triste. Pero tranquilos no os alarméis, tan solo tenemos toda la vida por delante. Además, podría ser peor…

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Joaquín R.

Telemetría

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Dedico esta entrada a aquellos amantes de lo técnico que les gusta realizar experimentos prácticos que comprenden áreas de la ciencia. La telemetría es un sistema de almacenaje de datos a distancia. Consiste en recoger la información sobre cómo se comporta un objeto, para analizarla y realizar un estudio. Estos estudios son de gran utilidad ya que son capaces de contrastar el rendimiento de dicho objeto en diferentes situaciones. Sin embargo, no solo consiste en recibir información. También sirve para dar órdenes a un dispositivo para que las ejecute. Esto se conoce como radio control o control remoto. Debido a su utilidad podemos afirmar que es una magnífica herramienta, puesto que nos permite controlar la información de una actividad de forma precisa.

Actualmente  es un sistema con numerosas aplicaciones. Con él podemos configurar una gran variedad de dispositivos, como son los coches de radio control, el mando de la tele… Además es de gran utilidad para el mundo del deporte, ya que se utiliza en el motociclismo, el automovilismo de competición y demás deportes que requieren máquinas deportivas. También se utiliza en la biomecánica, la cual analiza el comportamiento del cuerpo humano frente a determinadas actividades físicas.

Personalmente, como corredor de ciclismo de montaña, me es de gran utilidad para configurar mi propia bicicleta de competición de un modo u otro, en función de las condiciones del terreno. Espero haber aclarado lo que hay detrás del funcionamiento de los muchos sistemas que complementan aspectos de la vida cotidiana. Por lo menos ya sabéis que no son magia.

Joaquín R.

 

Salud del cuerpo, salud del alma

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Esta entrada seguramente os sea de infinita utilidad para el resto de vuestros días. Consiste en simplificar todas esas complicaciones que existen en relación con llevar una vida saludable, en unas cuantas palabras. Día tras día nos bombardean con nuevas dietas, métodos de adelgazamiento y demás; la mayoría extremadamente enrevesados e inconcebibles para un ciudadano español con el buen comer que le corresponde. En pocas palabras, os indicaré las claves para que, sin más dilación, llevéis una vida saludable.

En primer lugar, una dieta equilibrada consiste básicamente en desayunar como un rey, comer como un príncipe, y cenar como un mendigo. Nada de picar entre horas. Las únicas excepciones son: el bocadillo de media mañana, el aperitivo, la merienda y para los más exquisitos el té de las cinco. Cenar proteína y no carbohidratos es esencial para los maniáticos de mantener la linea. Es muy importante beber mucha agua para que no se te seque el cerebro. Cuantas menos visitas hagas a tu abuela mejor, especialmente si no quieres morir de sobre alimentación. Por cierto, no te aficiones al programa televisivo «Crónicas carnívoras», créeme no te ayudará mucho.

En lo que al descanso se refiere la siesta es lo más importante. Puedes no dormir ni una sola hora en toda la noche, pero una buena siesta, después de comer, está aprobado científicamente que revitaliza, al cien por cien, cada célula de tu cuerpo. Finalmente haz ejercicio, pero sin reventarte, un poquito todos los días. Si tienes miedo a lesionarte juega a la petanca o a las canicas. No fumes. Disfruta del alcohol pero sin pasarte de la raya y sobretodo no te agobies demasiado. Relájate y disfruta de la vida.

Joaquín R.

Viento en popa y a toda vela

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Me gustaría comenzar esta entrada comparando la política en el mundo con un navío. Para dirigirse al lugar deseado han de trabajar todos al unísono. Sin embargo, entre ellos ha de destacar uno: el capitán, es decir, el líder. Debe ser de entre todos el más capaz. Un miembro cuyo menester principal es la toma de decisiones. Estas decisiones han de responder por todos. Implican riesgo y peligro a fracasar. Por ello la relación entre marino y capitán se basa en la confianza: cuando en los momentos difíciles sea necesario alguien que dé órdenes para que otros las ejecuten; cuando estando al borde del abismo haya uno que espabile a todos… Así pues, un capitán que luche hasta el último aliento por su tripulación; que gobierne al margen de sus intereses personales; que en los buenos momentos sepa mantener el rumbo, y que sea un ejemplo de los ideales que defiende. En definitiva, un capitán que nunca abandone su barco.

De la misma manera, un país ha de ser gobernado por un hombre o mujer que responda a la verdad y no a los intereses de una minoría (por mucho ruido que hagan), una persona que sepa caer y levantarse, demostrándolo con su propia experiencia; un hombre que ponga sus cartas sobre la mesa… y no un político con discursos largos y correctos, que no dicen nada y prometen todo, sino alguien que brevemente sepa evidenciar la razón de su éxito. Una persona, por tanto, al margen de la corrección política porque no es obligatorio ser un esclavo de los estándares establecidos. Hay muchos que siendo muy humanos no tienen humanidad. Además, un buen representante es alguien que no retrocede, como ha sido el caso del conquistador español Hernán Cortés, que quemó las naves de su propia flota para eliminar cualquier opción que no fuese seguir avanzando. Un gobernador ejemplar que nunca se rinda.

Finalmente es importante como ciudadano saber responder a las decisiones del representante de tu país. Un buen ciudadano sabe apoyar en quien confía en los momentos difíciles y buscar lo correcto para todos. Un ciudadano que, cuando las cosas van mal, no gimotea como un quejica, ni se agarrota, ni se arruga ante las dificultades…

Los navíos que surcan los siete mares son tripulados por los marinos fuertes como lobos de mar. Las grandes naciones se componen de los hombres que perseveran.

.Joaquín R.

Contra el crono

 

Gaetan Vige poised and ready to stomp his first win of the 2016 season.

El descenso de montaña consiste en un circuito cerrado y señalizado, formado por complicados tramos que han de superarse para llegar a meta. En una competición asciendes al punto de salida, donde empieza el cronometraje, mediante camiones (muchas veces del ejército) en los que tú y muchos más os introducís con las bicicletas. El ascenso suele ser por caminos de tierra auxiliares al circuito, complementados por un tramo a pie, ya que el terreno llega a un punto que no es viable para un vehículo. Una vez dentro del camión la luz es muy tenue y el silencio invita a la concentración. Nadie intercambia una sola palabra. Los gladiadores van a salir a la arena. Durante este remonte muchas cosas te rondan la cabeza. Te imaginas llevándote la medalla de oro, pero no puedes dejar espacio para esas ilusiones. Se intercambian miradas que lo dicen todo. No hay sitio para los débiles.

Un sonido chirriante interrumpe tus meditaciones, las puertas se abren y la luz vuelve a brillar sobre las equipaciones de los competidores, luciendo un sin fin de patrocinios. Uno por uno desalojamos el camión y comenzamos el tramo a pie. Ya arriba solo queda esperar el turno de salida, según el orden de la clasificación de los mejores tiempos. Una por una observas las salidas de las categorías principales; mientas tanto, vas calentando. Esta observación es clave; es de los «élite» de los que lo aprendes todo porque verles bajar es un espectáculo.  Cuando llega el turno de tu categoría sales el último ya que por ahora llevas el mejor tiempo. La tensión aumenta. Escasos minutos te separan de tu destino final. Mientras se va acercando tu turno vas repasando mentalmente la bajada. Finalmente, llegó la hora: el encargado de darte la salida te llama en voz alta y acudes a la plataforma donde se sitúa el crono.En este preciso instante oyes a lo lejos la ovación del público. Parece como si te fuesen a arrojar a los leones. La mente está en blanco, nada existe en el universo más que ese tramo de montaña. El monitor da la orden y en diez segundos estás a tope. Con el último pitido comienza la carrera. Tú y el crono. Nadie más. No hay ningún momento en tu vida en el que dependes más de ti mismo. Has de confiar plenamente en tus propias fuerzas. Dejando a un lado el resultado final, hacemos lo que mejor se nos da: disfrutamos. Cuanto más disfrutas de lo que haces mejor son los resultados. Estas bajadas quedan grabadas en nuestra memoria, calcadas con todo detalle. Son momentos inmortales.

La competición en este deporte es muy dura, el margen de error es altísimo. Un solo fallo y estás fuera del podio. Es una lucha contra tu propia persona, donde tienes que sacar todo lo mejor de ti y vaciarte de lo que te impida cumplir tus objetivos. El factor psicológico es clave, no puedes dudar, ni volver atrás. El riesgo es muy alto. Toda tu preparación durante meses pude irse al garete en un solo movimiento. Este deporte sin duda perfecciona a quien lo practica. Es un deporte de hombres. Hombres que llevan al límite el potencial humano.

Joaquín R.

Drogas Duras

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Suele ocurrir cuando vives alejado del sofá y de las comodidades que rodean la vida cotidiana de un ser mortal. Cuando no te va lo fácil. Cuando lo corriente es aburrido. Entonces te conviertes en un infatigable cazador de grandes momentos. Grandes hazañas. Grandes sensaciones. Estos momentos no son los placeres efímeros, como los del fumador insaciable. No, para esto no hace falta un ansia de instinto casi animal. Este estilo de vida se caracteriza por ser un estado de plenitud indefinido. Es lo que llamamos felicidad.

Suelo preguntarme por qué me complico la vida tanto para ser feliz. La gente en general disfruta de la vida con cosas más sencillas y menos arriesgadas. Incluso algunos juegan a la pelota  A pesar de esto, pienso, que todos tenemos una bestia dentro. Un inmenso potencial encerrado en nosotros mismos. Toda nuestra fuerza concentrada en un solo punto. Hay genios de las mates, de la física e incluso de los comentarios de texto. Todo este talento es como un elefante que necesitamos sacar a pasear de vez en cuando. Si no lo haces corres el riesgo de implosionar. Pero tranquilos, no todo el mundo corre este peligro, solo son aquellos valientes que en un momento dado de su vida decidieron adentrarse en los mares desconocidos. Viento en popa y a toda vela. Y como bien sabéis el que sale le pasan cosas. A veces encuentras para que estas hecho y otras veces te despeñas.

En mi caso he tenido muchas novias, con las que todavía tengo relación. Me gusta el «skate»(street), los patines de agresivo, incluso me gusta leer novelas de 700 páginas, siempre que suban un punto y medio en la evaluación, claro está. Pero entre todas estas bellezas, me casé con una, como buen católico apostólico y romano. En pocas palabras, tirarme lo mas rápido que pueda por los sitios más descalabrados posibles de la montaña más alta; y si encontré mi razón de existir es por todas estas aficiones que he sabido practicar. Porque cada vez que compito, entreno y sobretodo disfruto de la montaña con amigos soy terriblemente feliz. Soy un adicto a la droga más dulce del mundo que es vivir. Sin embargo como toda droga pasa factura y estos pequeños empujones son los avisos que nos permiten seguir aprendiendo y creciendo como deportistas y personas. Todavía sigo disfrutando de lo nuevo que aprendo; en muchos casos fruto de lo que a otros les gusta y saben transmitir. En resumidas cuentas, puede llegar el día en el que juegue al golf…

Joaquín R.

Arte

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Querría dedicar esta entrada a ilustrar aquello que por naturaleza amamos. El arte es un puente entre lo humano y lo bello. Consiste en convertir una realidad material en algo superior que mueve el alma. Es una pincelada del alma a lo humano. Consideramos que todo lo bello es, de alguna manera, artístico, en cuanto busca la belleza y la perfección. Desde los más pequeños detalles que con el tiempo se desvanecen, hasta las magistrales obras que permanecen inalterables.

En el entorno que nos rodea vivimos pasando por alto los guiños de belleza que nos brinda el día a día. Está en nosotros que sepamos apreciarlos o no. Solo aquellos que viven con esa incesante búsqueda de lo humanamente bello son los que llegan a disfrutar y a apreciar estos regalos de Dios. Esta mirada atraviesa un mundo material limitado para sumergirse en una fuente de belleza infinita. Aquello que es arte es verdadero, puesto que es capaz de mover los corazones de todos los hombres.

Sabrás si algo para ti es arte cuando, al vivirlo, mueva en ti lo sustancialmente admirable; cuando te sientas terriblemente minúsculo frente a algo humildemente superior; cuando seas consciente de tu carne quebrantable y no tengas más remedio que admirar aquello que te transporta a otra realidad, en la que el espacio y el tiempo no son límites.

Joaquín R.

 

 

La cuarta dimensión

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Entre los pocos misterios imposibles de resolver, el sueño, como paso de la consciencia a la inconsciencia, es uno de ellos. Cuando dormimos nos adentramos en el mundo de los sueños, gobernado por la inconsciencia, en el que revivimos acciones de la consciencia que perduran en la memoria. Sin embargo, nunca somos del todo conscientes para determinar el momento justo en el que atravesamos este portal. Nunca recordamos el instante en el que nos sumergimos en este mundo. Es el enlace entre estos dos estados de la mente cuyo eslabón no podemos descubrir. La puerta de entrada a esta nueva dimensión.

El mundo de los sueños es terriblemente complejo, vivimos todo tipo de situaciones y viajamos a lugares inimaginables. No podemos permitir que ocurra lo que nosotros deseamos, puesto que somos impulsados por el estado de la inconsciencia. Muchas veces vivimos situaciones horrorosas que conocemos como pesadillas y otras veces desearíamos que no hubiese sonado la alarma. Las aventuras que vivimos a veces son tan intensas que podemos llegar a confundirlas con la realidad misma, dudando si aquello fue real o fruto de nuestra imaginación.

Con esta entrada os invito a que aprovechéis el tiempo que vivís en esta dimensión, procurando que vuestros actos conscientes os lleven luego, en la inconsciencia, a donde vosotros queráis llegar. Ya que la vida diaria es tan ajetreada, dedicar este tiempo a viajar o realizar otro tipo de actividades, seguro que no os vendría mal. Aprovecha a hacer cosas que de forma consciente no podrías hacer y sobre todo no debas intentar, ya sea volar, bailar con la chica de tus sueños, conducir sin limites de velocidad… incluso hacer aquello que en la realidad te pasaría factura. Porque recuerda, cuando despiertes nada de eso habrá ocurrido. Bueno, quien sabe, quizá ahora mismo estés soñando.

Joaquín R.

 

Un acto de valor

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Mel Gibson, director de La Pasión, vuelve al ataque con su nueva obra cinematográfica «Hasta el último hombre». La película se basa en la historia real de Desmond Dass que ejerció de medico en la batalla de Okinawa durante la segunda guerra mundial. Desmond es un personaje cuyas creencias, en principio, no le permiten entrar en batalla, ya que no le es lícito causar bajas. El catolicismo se interpone, así, como una barrera entre él y sus demás compañeros, que se alistan para servir a su país.

Frente a esta contrariedad Desmond decide alistarse como sanitario para salvar vidas en el campo de batalla. Durante su reclutamiento tiene numerosos problemas por el hecho de no usar armas, lo que es necesario para entrar en batalla. A pesar de todas las penalidades que sufre, debido a sus firmes exigencias de no coger un fusil, por respeto a su religión y a los hombres, consigue el permiso para combatir. Desmond, al igual que sus demás compatriotas, necesita servir a su país. Durante la batalla en la isla japonesa salva a casi cien hombres, lo que se contempla como un auténtico milagro. Definitivamente se gana el respeto de todos sus compañeros y de una nación entera. Se lleva la medalla de honor.

En el campo de batalla Desmond era médico y su objetivo era muy simple: salvar cuantas más vidas, mejor. Llega a salvar hasta a alguno del bando contrario. Fue su fe en Dios la que le protegió frente a los ataques del enemigo, pues prescindió de cualquier arma, incluso en defensa propia. La guerra en el Pacífico, para conquistar pequeñas islas como esta, fue terrible. El japonés era un soldado que nunca se rendía, lo que convertía estas batallas en terriblemente sangrientas y con incontables bajas. Mel Gibson saca a la luz un personaje ejemplar. Desmond es un personaje tremendamente generoso, prescindiendo incluso de su propia seguridad para seguir salvando vidas. Vidas humanas, eso era lo que él quería cuidar. Se dedicó, por tanto, a cumplir sus objetivos hasta el último aliento, sin importarle su propia vida.

En la sociedad en la que vivimos, donde lo importante es el «yo», Mel Gibson nos da una lección sobre lo que de verdad es importante: los demás. Nos envía un mensaje que choca con el modelo de persona en Occidente. Combate el egoísmo, la tiranía y el dolor; con generosidad, una firme identidad y amor verdadero. En pocas palabras, la dirección de esta película es, sin duda alguna, un auténtico acto de valor.

Joaquín R.